Asisto y apoyo a tu familia sin juzgar, prejuzgar ni interferir. Logro y favorezco la empatía. Cuando asesoro, privilegio las necesidades del niño, de acuerdo a su desarrollo, sin perder la observación diádica. Valoro tus logros y favorezco tu autoestima, sin imponer nada, sólo sugiriendo; cumplo así una función facilitadora.
Te enseño a cuidar el lenguaje oral, gestual y corporal que usás al relacionarte con tu bebé; el volumen y tono de voz. Las palabras y el vocabulario que usás son esenciales. Hay que tener paciencia y ternura.
Es por eso que mi filosofía principal es el respeto a tus creencias y costumbres. Soy clara, didáctica y paciente en mis explicaciones y conceptos, para que puedas entenderlos y, si lo decidís, usarlos en provecho tuyo y de tu bebé.
Me preocupo por tener información actualizada. Presto mucha atención a la forma de comunicar.
Respeto, paciencia, cuidado y claridad. Estas son mis premisas a la hora de ayudar. Así pienso y así trabajo.